lunes, 23 de abril de 2018

CRÓNICA: EDP ROCK 'N' ROLL MADRID MARATÓN

TIEMPO NETO: 04:00:26 PUESTO GENERAL: 4746

Me decía un amigo mío que lo mejor del sía siguiente al Maratón es contarlo. Y este medio me permite contarlo con detalle y atención a muchísima gente. Antes de comenzar la crónica quiero daros un par de detalles de lo que significa preparar un maratón. Cuando empecé pesaba 74 kg. Tras 4 meses de entreno a tope peso 67 kg. Estos 7 kilos se han ido consumiendo en 854 kilómetros que he recorrido hasta llegar a la meta del Maratón de Madrid.


Me levanté temprano. 10 minutos antes de que sonara el despertador ya estaba en pie. Lo primero era desayunar. Eran las 6:45 y ya iba pillado de tiempo. Me tome el colágeno con magnesio que me ha acompañado para evitar lesiones. Un zumo de naranja natural, un plátano, una barrita energética y... lo que jamás he hecho antes de una carrera UN CAFÉ. Esto me iba a pasar factura.  Antes de salir me me metía al baño con el mapa de Estados Unidos "A ver Chi-Cago". Pero no había manera... Y el tiempo corría. Tenía que salir ya o no me daría tiempo a calentar. En el Metro cuando llevo 3 paradas me doy cuenta de que me he dejado los auriculares. 42 kilómetros sin música. Yo solo contra mi mismo y mis pensamientos. Bueno, la verdad es que llevo tiempo ya entrenando sin música y me convenzo a mi mismo de que hay muchas cosas que ver y sentir como para no echarlo de menos. Nada más bajar en Alonso Martínez empiezan los nervios y el café empieza a hacer su trabajo con la barrita energética. Al baño. Como siempre atestados de gente. Trato de terminar lo antes posible porque ya me estaban llamando mi compañeros que se encontraban en el cajón de salida. Me quedo a medias. Y creo que será suficiente. ERROR 2.

Me encuentro con mis compañeros Juan Carlos Fuentes y Josué Rosero. Me doy cuenta de que cuando puse el tiempo de finalización (5 horas) fui muy poco ambicioso y perjudiqué nuestra salida. Nos tocó salir atrás del todo. Desde boxes como decía Juan Carlos. Pero mis compañeros me tranquilizaban diciendo "nos va a venir genial para dosificar los primeros kilómetros". Tardamos 12 minutos en poder cruzar la linea de salida.

Pistoletazo de salida.... Y en el kilómetros 1 ya nos paramos por primera vez. Tuvimos que orinar. Pero bueno quitábamos el asunto pronto. O eso pensé. Los nervios me hacían tener ganas de miccionar como si me hubiera tomado una caja de cervezas. Y lo peor estaba por venir. 

Empezábamos el ascenso de Castellana hasta las Torres íbamos lentos, había muchos embudos que hacían que la gente se saliera a las aceras. Es que eramos 39.000 corredores. Y habíamos salido atrás. Empezábamos a pasar globos. Ya adelantábamos al de 5 horas. Aún no habíamos llegado a Plaza Castilla y ¡zas! pasábamos al de 4:45. Con los 12 minutos de diferencia íbamos en 4:33. Bien ahora a recuperar sensaciones. Primeros avitullamientos masificados y la gente se vuelve loca. Cogemos agua. Nos refrescamos y bebemos. En estas carreras tan largas hay que mantenerse muy hidratado. 

Bajamos Bravo Murillo hasta alcanzar el km 8. Y el Café ya ha hecho totalmente su trabajo. Los problemas gástricos empiezan a convertirse en incómodos. Tras pasar Cuatro Caminos en el puente de Raimundo Fernández Villaverde hacia Joaquín Costa tengo que volver a parar. Tengo serios problemas, pero no me voy a rajar. Salgo del túnel y veo unos baños móviles y 10 corredores esperando. No quiero dejar a mis compañeros. No me quiero parar. Seguro que más adelante hay más.

Tratamos de ir lo más juntos posible coronamos O'Donnell para llegar a la separación del Medio Maratón y el Maratón en Serrano en el km 17. Le digo a Juan Carlos que siga. Llegaba el hombre con serios problemas en los isquios y justo de preparación. En la separación de la Media y maratón, es muy emocionante la despedida de los corredores que cubren los 21 km , que te miran con ojos tiernos. Entre admiración y compasión. A ellos les quedan 4 kilómetros y a nosotros 25. Atravesamos el puente de Juan Bravo como el que recorre la pasarela hacia su destino. Empezaba la carrera de verdad. Josué se interesa por mi. Ve que voy bastante afectado por los problemas gastricos. Pero se que llegarán más baños se que puedo aguantar... Pero lo estoy pasando fatal. No. No me voy a hundir en mi mierda. Y nunca mejor dicho. Por fin veo unos baños móviles me paro y hay 4 chicas esperando. Dejo marchar a Josué y Juan Carlos. Será difícil remontar esto. Pero ya no puedo más. Los baños cerrados con una brida. No se si descuido de la organización cuando los colocó... o alguna gamberrada. Pero de los 5 solo uno abierto. Un policía Municipal aparece en escena al vernos bailar haciendo cola y dice: "esto lo vamos a solucionar rápido" y nos abre todos los baños cortando las bridas. No se quien es ese policía, pero os puedo garantizar que me salvó la carrera y le estaré eternamente agradecido.

Ya estaba cómodo, dentro de lo que se podía estar en tal situación. Para mi por fin empezaba la carrera. Por fin podía poner mi mente en el asfalto. Empiezo a apretar. Tenía que llegar en buen tiempo a la Plaza del Callao. Debía bajar de las 2 horas en la Media Maratón. El crono siempre implacable me marcaba 2:17 al paso. Quitando los 5 minutos de la salida Élite y los 12 que había tardado en pasar por la meta iba en 2:00 horas clavadas. Muy justo de marca, pero razonable tras todo lo que había mermado por los problemas gástricos. 

Empezaba a bajar Bailén y Ferraz para buscar Pintor Rosales. Todo parecía que empezaba a rodar. Era el kilómetro 25 y el hormigueo en el sóleo izquierdo estaba presenta ya. Pedí reflex a una patinadora. Me subí la media de compresión y dejé que hiciera su efecto. Pero no era la única incidencia. Las uñas de los pies me molestaban mucho. Sabía que ya estaban al límite. Los vendajes ahora mismo eran una presión más. Pero pararme podría resultar fatal. Así que a gestionar el dolor. Por toda la Avenida de Valladolid hacia el Madrid Rio, solo me concentraba en que de vez en cuando me sonaba el móvil y sabía que era un mensaje de ánimo. Una animación en directo seguida por mis primos especialmente con mi prima Eli de locutura principal y mi primo Robery mi prima Ita de enviados especiales. Todos los del grupo de primukis leían atentanmente las evoluciones y me seguían. No lo leía yo, pero sabía que lo estaban haciendo ellos. Repetía en mi cabeza todos sus mensajes de ánimo estas semanas atrás. Los de mis amigos y compañeros en las redes. Era un soplo para seguir empujando. 

Antes de llegar a Príncipe Pío mando un audio tanto a mi hermano como a mi mujer, advirtiendo que iba un poco retrasado respecto a mis mejores previsiones. Esto me quita presión. MI hermano me contesta, pero no puedo sacar de nuevo el móvil. LLega lo peor. Giramos en el Paseo del Embarcadero. Es una cuesta larga y tediosa. Con un silencio bárbaro solo acompañado de los jadeos de la gente que corre en una zona despoblada de animación de la Casa de Campo. Justo antes de llegar al muro adelanto a Jorge Garbajosa, el presidente de la Federación de Baloncesto. También me lo encontré en la Media de Fuencarral. Es admirable ver a un tío de 2 metros cubrir semejante distancia. Le saludo me hace un pequeño gesto y sigo. Justo pasando el muro, en el kilómetro 30 colocado dentro de la Casa de Campo, con un puesto del SAMUR estrategicamente colocado me encuentro con mi amigo Ismael. El tío se había presentado en la Casa de Campo para darnos ánimos. Me abraza me da ánimos y me lanza como un cohete para seguir cubriendo el recorrido. Giramos en el Zoológico y seguimos avanzando hacia el Parque de Atracciones. En este giro donde recojo agua y Powerade me encuentro con Josué. Josu había tenido problemas con las rodillas que le obligaron a pararse para que le echaran reflex. Estaba haciendo su carrera. Solo pudo prepararlo 1 mes y medio y comprimir entrenos. Tenía 5 maratones en sus piernas y eso cuenta. Sabía que lo lograría. En el giro se descuelga un poco y de nuevo me encuentro con Isma que me graba y me da animos de nuevo. Me advierte de la cuesta. El rompepiernas de la carrera. La cuesta de Puerta del Ángel es el equivalente a aquella de Alfonso XII de la media, solo que esta llevas 34 kilómetros en las piernas. Empezamos el descenso del Pº de la Ermita del Santo para llegar hasta el Puente de San Isidro, justo al lado del Vicente Calderón, donde bomberos e ilustres runners nos dan ánimos además del avituallamiento. Las uñas me hacían casi marearme del dolor. Pero no había llegado hasta aquí para pararme. No me iba a rendir "ME OYES PACO. NO TE VAS A RENDIR" Tengo mucha gente pendiente. Mis hijos tienen a su papi en esto y no los voy a decepcionar. "RENDIRSE NO ES UNA OPCION"

En el kilómetro 37 dejando ya atrás todo lo más complicado empiezan a subir las pulsaciones. Hay que controlarse. Recuerdo que mi amigo Jesus Segoviano me decía que ahorrara energías y emocionarme a 5 km de meta podía dejarme tocado. Concentración. El piramidal de ambas piernas esta ya muy cargado. Pido de nuevo Reflex a un patinador. Me rocía una sustanciosa cantidad que me adormece la zona. Ya estaba listo para afrontar el final. 

Desde Embajadores, pasando por Ronda de Valencia y Atocha la animación es brutal. La gente te lleva en volandas. Clubes de corredores, corredores de todas las edades, gente que pasaba por allí, todos aplauden y tratan de trasmitirnos ese aliento que a nosotros ya no nos llega. Los turistas alucinaban. Recuerdo que en Munich había gente animando, pero no con este fervor. Nuestro carácter latino y nuestra idiosincrasia nos lleva a estas cosas.

Tras girar en el Paseo del Prado rompo a llorar. Me tapo la cara, me tiro de los pelos, incluso grito. La gente lee mi nombre en el dorsal y me anima "¡Vamos Paco, ya lo tienes!" Un corredor desfallecido atendido por el SAMUR hace que me vuelva a concentrar. Me quedan 400 metros. Vamos Paco, un paso delante de otro. Como si me quedaran otros 10 kilómetros. Desconecta Paco, desconecta. Concéntrate en terminar. Pero voy buscando a mis hijos a mi mujer y a mi hermano. De nuevo Ismael aparece en un lateral. El tío se había cogido el metro y había llegado a la recta final para vernos aparecer. ¡Que máquina! ¡Cómo se lo agradezco! Quedan poco menos de 150 metros no se si me los he pasado, o no los he visto... Pero de repente me gritan ¡PAPI! Mi hijo se había saltado la valla y entra conmigo en meta. Mi hermano me grita ánimos y deja que su ahijado corra conmigo. Me va gritando ¡Vamos Papi! y cuando pasamos no para de decirme ¡Increible Papil! ¡42 kilómetros! No lo podía creer él... pero menos podía creerlo yo. Aún ni había mirado la marca. Solo sabía que había terminado. 04:00:26 decía mi reloj. Le doy credibilidad a lo increíble. Había conseguido clavar la preparación que se centró en hacerlo en 4 horas. Había hecho mi carrera como decía mi prima Eli en el Whatsapp. Sin música. Luchando contra mi mismo y contra esa voz que me gritaba que me parara. Pero la vencí y terminé.

Recojo la medalla y voy directo al césped, necesito aliento, hidratarme, recuperar... me estoy mareando. Vomitaría... Pero no tengo fuerzas. Trato de estirar... Tampoco puedo. Solo me quedo ahí tirado. Cuando llega mi mujer, me besa, me felicita. Me dice "¡Llegaste cariño, lo lograste!" Me ve pálido aunque sonriente, me levanta las piernas y empiezo a recuperar el color. Me como el plátano, me tomo un powerade, una botella de agua... Había terminado. La medalla pesa mucho. Pero sobretodo por lo que significa. Llega mi hija y se tira encima mía. No puedo sentir mayor felicidad. Doy gracias a Dios por estos momentos. Mi mujer orgullosa, mis hijos, mirando a su padre tras una gesta personal. Que seguro que habrá mejores y más complicadas, pero esta es la de su papi. Ver sus caritas mirándome cogiendo la medalla. Animandome... Hay cosas que superan cualquier sensación descriptible.


Era el momento de reencontrarme con mis amigos los Spartan Runners. Hay que hacer equipo. Juan Carlos había entrado en 03:56:47. Con sus isquios y su preparación intermitente por temas personales. Pero sigue siendo el mejor. Una diferencia de 3'39" respecto a mi llegada. Josué entró un pelín después. Con unos dolores terribles de rodilla, sin dormir por el trabajo de la noche anterior y con un par de cascarones como mi cabeza lo terminó. Su sexto Maratón. Ahí es nada. 04:07:28
En la camiseta de un Holandés leí "My First and Last Marathon". Mi primer y último maratón. Me sonreí. Pero me lo lleve a mi terreno. Y no, no cojo la frase para mi. Creo que acabamos de iniciar una gran amistad. Y ya asoman en el horizonte: Valencia y el primer Marathon Major: BERLÍN. Ahora a descansar, a recuperarme, a concluir la primera mitad de la temporada y a fijar correctamente los objetivos.

Muchas gracias a todos por vuestros ánimos, por vuestro seguimiento y vuestro interés. Este triunfo también es vuestro. 


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