Este es el primer error y el primer bache que se pone el ser humano para comenzar a tener una vida sana, equilibrada y activa.
Nuestro cerebro es una herramienta de estímulos. Y con quien más comunicación tiene es con nuestro sistema digestivo. Esto hay que entenderlo de este modo. Sistema digestivo que no estómago. Muchas personas cuando me preguntan como pueden hacer para calmar la ansiedad que les provocan las dietas y sobretodo su terror a pasar hambre siempre les digo lo mismo. En una dieta, no se tiene por qué pasar hambre.
El primer error que tenemos es de interpretación de nuestros estímulos. Cuando se nos despierta el hambre nuestro cuerpo nos está mandando una alerta al cerebro por la cual hemos consumido una dosis de energía y necesita nuevos nutrientes para poder continuar. Esto despierta en nuestro cerebro una señal por la cual necesitamos comer y es ahí donde trabaja nuestra voluntad. Nuestro cerebro siente estímulos de mayor placer con los alimentos ricos en azúcares o grasas. Pero al ingerir azúcares o grasas nuestro sistema requiere una mayor dosis de movimiento y ejercicio para transformar esos azucares o grasas en energía válida. ¿Que hace nuestro cuerpo? pues nos sigue requiriendo más ingesta de alimentos porque los que hemos comido no tienen una absorción optima. Comer bollería, patatas fritas, bolsas de snacks solo detendrá nuestra voracidad cuando el estomago se sature de ellas y no podamos comer más. A eso hay que sumar los problemas de digestión de esos nutrientes inválidos y pesados.
La mejor manera de acallar nuestra voracidad que a veces se hace más latente entre horas es hacer más comidas al día con alimentos correctos. Por eso entre horas lo mejor es comer fruta. Una o dos piezas de fruta contienen, los nutrientes necesarios para que nuestro cuerpo los reabsorba y pueda eliminar esa sensación de hambre. Beber mucha agua nos ayudará a mantener el estómago en movimiento y lleno y nuestro sistema hidratado y limpio. Entre horas acompañando esas frutas puedes complementar con infusiones o incluso de vez en cuando con un refresco natural bajo en azúcares que puedes encontrarlos ya en cualquier supermercado.
Cuando llegue la comida no es necesario que reprimas tu hambre. Come. Pero como sano. Si con un filete de pollo a la plancha no te sacias, cómete 2. Acompáñalo de una buena ensalada y aderézala con una cucharadita de aceite de oliva virgen extra y vinagre o limón. Esto lo puedes comer tranquilamente hasta que te sacies. Porque nuestro cuerpo los hidratos vegetales, las grasas del pollo o de la CUCHARADITA de aceite los va a transformar rápidamente.
Ahora que llega el veranito es fantástico el gazpacho (SIN PAN) como primer plato. Fresquito y delicioso. Y luego puedes comer un filete de ternera a plancha o de pavo... Y rematar con un yogur 0% que los hay de todos los sabores imaginables y que son fantásticos y deliciosos.
Por supuesto acompaña esto de caminatas, carrera o cualquier actividad que haga que tu sistema cardiovascular se ponga en movimiento y consuma esos ricos nutrientes que le has aportado.
NO HAY QUE DEJAR DE COMER. HAY QUE COMER CORRECTAMENTE.
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